Gréter: ¿Sabes, Ruby? Mi esposo es un ángel. Por lo general es él

que enduerme a las niñas. Les canta para dormir.

Ruby: Ah, pues en mi casa es todo lo contrario. Mi esposo no me ayuda

en nada. La niña se duerme demasiado tarde.

Gréter: ¿A qué hora se duerme?

Ruby: A las doce y media de la noche.

Gréter: ¡Qué horror! Definitivamente tengo mucha suerte. Ojalá y mi niña

cuando sea grande no se duerma tan tarde.